Ayudar a los niños a desarrollar formas de gestionar los sentimientos de ira implica ayudarles a entender sus desencadenantes, a encontrar estrategias para calmarse y habilidades de afrontamiento, y a expresar sus sentimientos de forma sana y adecuada. Los padres también pueden ayudar a sus hijos modelando comportamientos constructivos e intentando comprender mejor por qué su hijo experimenta emociones difíciles.
1. Reconocer los desencadenantes
El primer paso para enseñar a los niños a dominar su mal genio es comprender qué es lo que les hace enfadarse. Conocer los posibles factores desencadenantes es muy útil para los niños y las personas cercanas a ellos. Los padres y los profesores pueden utilizar esta información para ayudar a los niños a controlar sus desencadenantes. Por ejemplo, los adultos pueden establecer temporizadores para avisar a los niños con antelación de las transiciones desencadenantes, o pueden ayudarles a dividir las tareas desencadenantes en partes más pequeñas y manejables.
2. Estrategias tranquilizadoras
Los niños pueden aprender muchas habilidades de regulación emocional y técnicas de relajación para controlar sentimientos abrumadores como la ira. Algunos niños disponen de una zona de relajación en la que pueden descansar con objetos y actividades calmantes, como un peluche, una pelota antiestrés o un tarro de purpurina. Otros pueden beneficiarse de actividades que faciliten la liberación física de la emoción, como la presión táctil profunda, las respiraciones profundas o dar un paseo. Los niños que se esfuerzan por identificar los desencadenantes de su ira pueden llegar a darse cuenta de que son capaces de percibir el aumento de la frustración y utilizar una estrategia de control de la ira antes de tener una rabieta, arremeter contra alguien o cerrarse en banda.
3. Expresión de sentimientos
La ira es una emoción fuerte. Hablar de los sentimientos de ira con uno de los padres o con un adulto de confianza después de calmarse puede proporcionar la liberación emocional necesaria. También da a los niños la oportunidad de reflexionar sobre el origen de su enfado y qué hacer al respecto. Intente escuchar sin juzgar y comunique a su hijo lo que ha oído para que se sienta comprendido. Los padres también pueden hacer preguntas abiertas para averiguar si hay algo más que esté contribuyendo al enfado de su hijo. La literatura infantil es otra gran herramienta para ayudar a los niños a abrirse sobre sus sentimientos. Los libros de cuentos con personajes divertidos que aprenden formas adecuadas de expresar la ira pueden ayudar a los niños a sentirse validados y a aprender mejores formas de manejarse.
4. Responder a los problemas de conducta
Los padres también pueden aprender formas eficaces de responder a los arrebatos de ira y al comportamiento agresivo de sus hijos. Es importante que los niños entiendan que enfadarse está bien, pero comportarse de forma agresiva o irrespetuosa no lo está. A veces, el comportamiento de un niño puede corregirse con una actividad tranquilizadora o un breve tiempo fuera.
Discutir las expectativas y aplicar sistemáticamente consecuencias positivas (elogios y privilegios) y negativas (pérdida de privilegios y restitución) son formas saludables de enseñar límites a los niños. Aprender las señales de advertencia de las crisis y encontrar formas adecuadas de controlar la ira son herramientas importantes de resolución de problemas para los niños y sus padres.
5. Buscar orientación profesional
Los niños que siguen teniendo problemas para controlar la ira pueden necesitar apoyo adicional de un profesional. Puedes hablar con el pediatra o el orientador escolar de tu hijo para que te oriente. Es posible que le recomienden una evaluación para entender mejor lo que le ocurre y cuál es la mejor forma de abordar el problema. Ser proactivo y ayudar a los niños a controlar su ira es un viaje que merece la pena.
