El tratamiento, las intervenciones y la educación especializada son componentes importantes del apoyo a un niño con necesidades de salud mental o de comportamiento, pero hay un poderoso componente de terapia y aprendizaje que no puede pasarse por alto.
¡A jugar!
La terapia cognitivo-conductual basada en el juego puede ser uno de los enfoques más eficaces para tratar a niños con problemas de salud mental. Pero, ¿qué significa eso exactamente? ¿Cognitiva? ¿Conductual? Desglosémoslo.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es un método de terapia conversacional basado en pruebas y bien documentado que examina el modo en que los pensamientos, las emociones y los comportamientos de una persona están conectados y se ven influidos por su entorno. El objetivo de la TCC es sustituir los patrones de pensamiento y conducta no deseados por formas de pensar y actuar más positivas y constructivas. Esta forma de terapia es eficaz porque proporciona al paciente herramientas y estrategias que puede aplicar continuamente y a una variedad de situaciones desencadenantes. Ha demostrado su eficacia en diversos trastornos y afecciones de niños y adolescentes, como la depresión, el trastorno de ansiedad generalizada, el TOC, el TEPT y los problemas de conducta.
¿Qué se obtiene al mezclar la terapia cognitivo-conductual con un enfoque basado en el juego?
Resultados Uno de los principales componentes de la TCC es el aprendizaje: aprender a identificar sentimientos, aprender a relacionar emociones, pensamientos y conductas, y aprender estrategias para sustituir conductas no deseadas por otras positivas. Cada vez hay más pruebas que apoyan la idea de que aprender jugando es la mejor manera de aprender. El juego y la TCC van de la mano para ayudar a los niños a aprender sobre sus emociones y regular sus comportamientos.
El juego conduce a un aprendizaje más profundo. Analicemos la diferencia entre aprendizaje superficial y aprendizaje profundo. Un niño puede aprender a sumar y entender el concepto de que, por ejemplo, 2+2=4. Pero esta información puede no tener mucho sentido hasta que empiece a sumar dinero para comprar un juguete o a añadir ingredientes para hornear un dulce. Pero esta información puede no ser muy significativa hasta que empiece a sumar dinero para comprar un juguete o a añadir ingredientes para ayudar a hornear un dulce. Aplicar los conceptos a experiencias relacionadas crea una comprensión más profunda de esa idea, lo que también anima a los niños a aplicar esos aprendizajes a otras interacciones y experiencias, ¡sin que nadie se lo diga! Integrar las lecciones terapéuticas en historias o situaciones puede ayudar a los niños a comprender mejor las habilidades que están aprendiendo.
Además, un componente importante de un aprendizaje más profundo es la aplicación. Es importante que los niños prueben lo que están aprendiendo, experimenten el éxito y el fracaso, y vuelvan a intentarlo. A medida que los niños experimentan, sus cerebros activan cada vez más redes relacionadas con el pensamiento flexible, la creatividad y la visión de diferentes perspectivas. Esta práctica de iterar el conocimiento conduce a un mayor pensamiento crítico y razonamiento, habilidades que son cruciales para la regulación socioemocional. La TCC basada en el juego puede proporcionar un espacio seguro para que los niños practiquen las estrategias que aprenden sin miedo al fracaso.
El juego atrae. Una sesión tradicional de terapia conversacional puede resultar difícil para cualquier niño, sobre todo si es neurodivergente o padece un trastorno mental. Para que un niño establezca conexiones socioemocionales importantes y aprenda nuevas herramientas de regulación, necesita participar y concentrarse. La mente de un niño suele estar más preparada para asimilar nueva información y establecer conexiones críticas cuando está jugando.
Además, cuando un niño juega, experimenta alegría. Aunque esto pueda parecer trivial en el debate sobre el aprendizaje y la terapia, la alegría mejora la memoria, la atención, la flexibilidad mental, la creatividad y la motivación. El juego activo refuerza los procesos de memoria que favorecen el aprendizaje, activando las redes cerebrales responsables de habilidades como el autocontrol y la concentración, que en efecto ayudan a los niños a aprender estrategias de regulación, ser capaces de recordar esas estrategias y aplicarlas eficazmente a experiencias de la vida real.
¿Cómo es la TCC basada en el juego?
Hemos aprendido que tanto la TCC como el juego son muy eficaces para ayudar a los niños y que, juntos, crean un potente enfoque terapéutico. Pero puede que te preguntes cómo se incorpora realmente el juego a la TCC.
Una de las formas en que la TCC se basa en el juego es utilizando historias y personajes divertidos y apropiados para el desarrollo del niño para explorar emociones y discutir situaciones. Además, la TCC basada en el juego puede incluir el uso de marionetas para representar una nueva estrategia de aprendizaje o el uso del arte para desensibilizar una emoción o situación desencadenante. Los juegos pueden utilizarse para enseñar paciencia, resolución de problemas y cooperación.
Mightier utiliza intervenciones basadas en la TCC y el aprendizaje lúdico para enseñar a los niños estrategias de regulación de sus emociones. Mientras utilizan Mightier, los niños llevan un sensor cardíaco que les permite visualizar sus sentimientos en la pantalla, lo que les ayuda a reconocer los cambios emocionales y fisiológicos. Cuando los niños se desregulan, el programa utiliza estrategias activas, visuales y basadas en juegos para enseñarles a volver a un estado de calma. Mightier cuenta con más de 25 juegos, con emocionantes efectos visuales y divertidos personajes, para que los niños jueguen y practiquen habilidades tranquilizadoras. Además del juego, Mightier incluye una gran variedad de actividades divertidas e imprimibles para que los niños sigan aprendiendo mientras juegan.
Para obtener más información sobre los programas de Mightiercentrados en la familia y en el hogar, visite mightier
Sobre el autor
Tasha McKinney, M.Ed. aporta más de ocho años de experiencia en educación. Tras cuatro años impartiendo programas de educación al aire libre, cursó un máster en Educación Especial Infantil en la Universidad de Texas. Desde entonces, ha trabajado tanto en aulas como en empresas de tecnología educativa, donde desarrolla contenidos y planes de estudio para estudiantes y profesores. Tasha es una apasionada de las lecciones y actividades inclusivas y creativas que resuenan con alumnos de todos los orígenes y capacidades.