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4/25/23

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5 pasos para despegar el pensamiento (para padres)

por Jessica Ragnio, MSW, LICSW, y Directora Clínica Asociada en Mightier

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El pensamiento flexible es esa capacidad enormemente importante, aunque increíblemente difícil, de adaptarse cuando las cosas no salen como se esperaba. El pensamiento flexible es neurobiológicamente más difícil para los niños autistas, así como para los niños con TDAH y TOC*. También es una de esas habilidades difíciles del funcionamiento ejecutivo que se vuelve más difícil cuando estamos alterados. Sin embargo, cuando se trata de adaptarse a los cambios, ver la perspectiva de los demás, resolver problemas y regular las emociones, el pensamiento flexible desempeña un papel importante.

Pero la rigidez cognitiva no siempre es cosa de un solo niño. Sí, muchos niños de Mightier tienen dificultades naturales para cambiar su proceso de pensamiento o su perspectiva. Pero, ¿cuántas veces nuestras propias suposiciones y expectativas son parte del problema? ¿Cuántas veces se han peleado usted y su hijo por ver algo desde perspectivas diferentes?

Aquí tienes 5 pasos para desatascar tu propio pensamiento y comprender mejor el de tu hijo.

  1. Haz una pausa y reflexiona. Espera, ¿cuál es mi interpretación de la situación en este momento? Siempre hay dos versiones de una historia. A menudo, durante un momento de desacuerdo o desregulación, los padres hacemos interpretaciones específicas sobre lo que está pasando. Esto puede ocurrir especialmente si nuestro hijo está actuando con enfado hacia nosotros o hacia un hermano, o si no se está comunicando con claridad. Esto puede empujarnos al modo correctivo, de resolución de problemas, que a menudo puede conducir a más desacuerdos y desregulación. Pero, ¿y si les estamos malinterpretando o no entendemos bien la situación? En lugar de seguir adelante, dé un paso atrás e intente comprender su propia perspectiva. ¿Esperabas un determinado comportamiento de nuestro hijo? ¿Has captado exactamente qué es lo que les ha enfadado(si querían ese juguete que se habían dejado en el coche, si hay demasiado ruido o si necesitaban tu atención cuando mirabas el teléfono)? Es importante ser conscientes de nuestra propia perspectiva y expectativas, especialmente en los momentos de conflicto.
  2. Comprueba tus emociones. ¿Cómo me siento ahora mismo? Emociones como la ansiedad, la ira e incluso la sobreexcitación influyen en nuestra forma de pensar. Estas emociones afectan a la forma en que interpretamos y percibimos una situación, limitan nuestra claridad y racionalidad e inhiben nuestra capacidad de pensar con flexibilidad. Tomarse un momento para reflexionar sobre su propio estado emocional puede ayudarle a detectarse a sí mismo en esos momentos. Utilízalo como pista: "Me siento enfadado, lo que significa que puede que no esté pensando con claridad sobre esto".
  3. Tómate un momento para calmarte. Respira hondo. Todos pensamos con más claridad, nos comunicamos con más eficacia y podemos tomar decisiones más flexibles y racionales cuando estamos tranquilos. Eso significa que, para resolver cualquier desacuerdo o dificultad entre usted y su hijo, la prioridad es que ambos lleguen a un lugar de calma. Como padres, podemos ser, y a menudo tenemos que ser, una presencia tranquilizadora y reguladora para nuestros hijos. Primero tenemos que calmarnos.
  4. Escuche y valide su punto de vista. ¿Cómo se siente mi hijo en este momento? ¿Su estado de ánimo influye en su percepción de las cosas? ¿En qué está atascado? Este es el momento en el que podemos entender con más claridad y calma lo que le ocurre a nuestro hijo. A los niños les suele costar comunicar sus pensamientos, sentimientos y necesidades, sobre todo cuando están enfadados. Eso significa que debemos mirar más allá de sus dificultades de comunicación para escuchar realmente lo que les pasa. Escucha su versión de la historia y reflexiona sobre lo que oyes y cómo se debe estar sintiendo. Ponle nombre a sus emociones: "Parece que ha sido muy frustrante" o "Tenías pensado que fuéramos a la tienda y cuando no ha sido así te has sentido defraudado". Ser escuchado, validado y comprendido es a menudo un gran alivio para los niños.
  5. Calmarse juntos. ¿Qué necesita mi hijo en este momento? Lo ideal en este momento es que usted esté en un estado de ánimo flexible, que su hijo ya se sienta un poco más tranquilo porque se siente escuchado, que las vías de comunicación estén más abiertas y que su hijo esté abierto a actividades intencionadas para calmarse. Puede ser cualquier cosa: unos abrazos apretados, hablar más, respirar profundamente juntos, dar un paseo. La resolución de problemas es lo último en la ecuación, y sólo después de que todos nos sintamos más tranquilos y abiertos de mente.

*Uddin L. Q. (2021). Flexibilidad cognitiva y conductual: mecanismos neurales y consideraciones clínicas. Nature reviews. Neuroscience, 22(3), 167-179. https://doi.org/10.1038/s41583-021-00428-w

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