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5/16/22

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6 maneras de integrar las habilidades sociales y de comunicación esenciales durante el juego

por Michelle Tangerman, terapeuta matrimonial y familiar licenciada y analista de conducta diplomada

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Pssst: Te voy a contar un secretito de padres. ¿Y si te contara el truco mental Jedi definitivo para enseñar a tu hijo en edad preescolar habilidades sociales y de comunicación esenciales mientras juegas con él? Sólo hace falta un poco de intención, y créeme: ni siquiera se darán cuenta de que está ocurriendo. Al incorporar estas herramientas clave a tu rutina de juego, desarrollarás las habilidades comunicativas y lingüísticas que necesitan y, al mismo tiempo, reducirás los problemas de comportamiento. Parece que todos ganamos, ¿verdad?

El cerebro de un niño se desarrolla rápidamente, y nuestra interacción diaria es lo que ayuda a formar y moldear su manera de ver el mundo y de relacionarse con él. Todos los niños pequeños tienen comportamientos impulsivos, exigen más independencia y están aprendiendo a conocer los límites. Como cuidadores, a menudo nos preguntamos si estamos haciendo lo suficiente (alerta de spoiler: lo estamos haciendo), pero naturalmente, nos preguntamos si podríamos estar haciendo más para apoyar su desarrollo. Al fin y al cabo, en nuestro papel de cuidadores, crecemos y aprendemos tanto como ellos.

No hay mejor manera de enseñar e integrar estas habilidades que durante su tiempo natural de juego. Añada estas 6 herramientas a su arsenal de crianza y desarrolle de forma orgánica las habilidades comunicativas, sociales y de autocontrol de su hijo pequeño... todo ello mientras juega a Daniel Tiger por décima vez.

1. Atención

Sin la atención de tu hijo, las oportunidades de aprendizaje serán mínimas. La mejor manera de mantener la atención de un niño pequeño es ponerse a su nivel y conocerle. Literalmente. Si está en el suelo, ponte a su altura y siéntate cara a cara. Después, prueba a sacar objetos con los que sepas que les gusta jugar. El mejor aprendizaje se produce siempre de forma natural y cuando pueden ver los sutiles cambios en nuestras expresiones faciales.

2. Control compartido

En este caso, el cuidador decide en qué parte de la rutina va a ayudar y el preescolar puede elegir lo que quiere hacer solo. El control compartido es una forma estupenda de aumentar la motivación del niño para quedarse un poco más y seguir aprendiendo una nueva habilidad. Cuantas más oportunidades tenga tu hijo de practicar una nueva habilidad, más rápido la adquirirá. Por ejemplo, en un puzzle básico, como cuidador, puedes sujetar todas las piezas mientras tu hijo sujeta el tablero. Si el niño sujeta el tablero, se mantendrá enganchado durante más tiempo y es más probable que se enganche pidiendo las piezas del puzzle.

3. Ofrecer opciones

Observa a tu hijo pequeño mientras juega. ¿Qué miran? ¿Qué despierta su curiosidad? Es más probable que permanezcan motivados cuando vas donde ellos van e interactúas con los objetos que les interesan. Si puedes darle a elegir, ¡dale a elegir! Ofrecer opciones también evita una posible lucha de poder.

4. Mezclar tareas fáciles y difíciles

Una forma segura de aumentar el compromiso y la motivación en una actividad es mezclar tareas que ya dominan con otras nuevas. La mayoría de las veces se utiliza para que el niño se sienta motivado y tenga éxito antes de intentar tareas nuevas o más difíciles. Supongamos que quiere fomentar el turnarse para minimizar los golpes o los robos de juguetes a otros compañeros. En el juego individual, puede empezar pidiéndole una directiva de habilidad social sencilla de un solo paso, como "¡dame un choca esos cinco!", y luego añadir la petición de que ceda su turno para que usted pueda turnarse. La presentación de las tareas conocidas crea el impulso necesario para probar la habilidad más nueva y difícil.

5. Reforzar los intentos

Si tu hijo no dice muchas palabras y esta barrera lingüística está aumentando las rabietas, esperar que diga cualquier sonido puede no ser el mejor primer paso. Así que, si tu hijo hace un sonido que no has oído antes en relación con su turno con un juguete, celébralo dándoselo. El episodio de Daniel Tiger's Neighborhood en el que O construye una torre es un gran ejemplo del lenguaje que podemos utilizar para seguir adelante, para seguir intentándolo, porque cuando aprendemos nuevas habilidades, hace falta práctica.

6. Utilizar recompensas naturales y directas

Cuanto más natural y directo sea el refuerzo, más rápido aprenderá el niño esa habilidad concreta. La próxima vez que le pidas a tu hijo pequeño que salga del parque y grite, pídele un minuto más y dale ese minuto. No hay nada más natural y directo que eso. Eso les enseña que sus palabras son más poderosas que su comportamiento desafiante.

Cuanto más empieces a integrarlas conscientemente a través del juego intencionado, más fácil te resultará y, con suerte, menos rabietas espeluznantes verás. Y seamos sinceros: ¡a quién no le vendría bien un poco más de eso! Así que, de mi circo de padres al tuyo, aquí tienes esto.

Michelle Tangeman es terapeuta matrimonial y familiar licenciada en Los Ángeles y analista del comportamiento certificada. Es madre de dos hijos y copresentadora del podcast sobre crianza Parenting Understood. Suscríbase a la lista de correo de Michelle y obtenga una copia gratuita de Eight Ways To Increase Toddler Cooperation.

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